Actriz, escritora ocasional, modelo e icono de estilo a los cincuenta. Todo parece sencillo para Julianne Moore. La estadounidense vive, sin lugar a dudas, su mejor momento. Un éxito profesional que se refleja en su largo currículum. Cuatro candidaturas al Oscar por Boogie Nights (1997), El fin del romance (1999), Las horas (2002), Lejos del cielo (2002) y a las puertas de una nueva por uno de sus últimos trabajos, Maps to the stars. Una fama que al contrario que sus compañeras de profesión, la intérprete de melena pelirroja lleva con discreción.
Celosa de su vida personal, Moore prefiere resguardarse en un segundo plano. Casada desde hace once años con el director Bart Freundlich, forma uno de los matrimonios (el segundo para ella) más estables de Hollywood.
Habitual de las alfombras rojas, la actriz ocupa un privilegiado puesto en la lista de las mejor vestidas. Su elegancia natural y una belleza hipnótica han hecho de Moore todo un reclamo. Una apuesta segura para muchos diseñadores que confían en ella para lucir sus más codiciadas prendas.
Su exquisito gusto a la hora de escoger atuendo convierte sus apariciones en verdaderas clases de sofisticación. Vertiginosos escotes, sutiles transparencias y el clásico binomio blanco y negro copan sus salidas nocturnas. Arriesgados estilismos en los que acierta con nota.
Durante el día, la actriz se deja caer en un estilo más relajado. Pantalones palazzo, jerseys de punto y blusas holgadas conforman el uniforme. Todo una inspiración que marca las nuevas reglas del street style.
Imágenes: Cordon Press.
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