Imagina una sesión grupal en cualquier estudio de fitness, seguro que la música es uno de los elementos que aparecerían en esa clase. Ahora parece que la playlist ya no es suficiente y los centros ingenian fórmulas para ampliar la experiencia más allá de los oídos.
A través de vídeos, aceites esenciales e incluso música en directo el deporte amplía sus miras y no solo pone a trabajar tus músculos, sino que despierta una secuencia de sensaciones por diversos canales.
Sweat & Sound es una de las empresas que hacen que sudar la camiseta se convierta en una experiencia. Lo suyo es ponerle banda sonora en vivo a sesiones que suceden en localizaciones secretas de Londres. Una de sus propuestas pasaba por una clase de yoga ambientada con arpa o una sesión de meditación en una iglesia con orquesta en vivo.
«El propósito de nuestros eventos es transportar la mente más allá de la intensidad física a través de música en vivo y escenarios espectaculares», comenta a la publicación wellandgood Ariana Alexander-Sefre, una de las fundadoras del proyecto.
La escena multisensorial es ya un clásico en Milwaukee. Balance Fitness ofrece desde tai chi a cycling en salas con un entorno cambiante gracias a sus vídeos. «Las escenas filmadas o los gráficos que se proyectan llevan a la mente a un destino físico diferente o les ayudan a visualizar analogías», señala su propietario Garrett Stangel.
En Woom Center en Nueva York, sus clases incluyen sonido en 3D para que los asistentes puedan sentir las vibraciones de la música.
Imágenes: Instagram.