Frío, viento y cambios bruscos de temperatura. Los efectos del invierno ponen a prueba la resistencia de tu piel. Te contamos cómo mantener una piel de 10.
EVITA ROJECES
Los cambios de temperatura que se experimentan en exteriores e interiores (debido a la calefacción) hacen que los capilares pasen de la vasoconstricción a la dilatación de forma repentina. El resultado es un enrojecimiento de la piel que puede provocar lesiones en los capilares. Aplica una fórmula que controle la reactividad ante factores ambientales y reduzca la temperatura de la piel como Redness neutralizer, de Skinceuticals (68 €).
NUTRICIÓN MASIVA
La misión de los capilares sanguíneos ante el frío se dedica a mantener su temperatura. Sin embargo, esto hace que lleguen menos nutrientes a las células y su metabolismo se ralentice. Una inyección de proteínas (como la de trigo) y aceites biodinámicos (como el de argán o macadamia) revitalizan la piel y refuerzan su función barrera, en la mascarilla Facial Soufflé de Elemental Herbology en Chi Spa (55,50 €).
ALERTA HIDRATACIÓN
El frío, el viento y el descenso de la humedad provocan sequedad y tirantez en la piel. Aumentar el nivel de hidratación y fortalecer la capa hidrolipídica minimizan el problema. El agua termal funciona en esta tarea, se encuentra en cremas como Toleriane Rica, de La Roche Posay (14,75 €).
PARA REPARAR
Una de las zonas más afectadas en invierno son los labios. El frío y el viento genera una descamación en la piel que los protege. Los bálsamos que incorporan cera de abeja sellan la humedad de la zona y si incluyen mentol, además, calman; como Kiss mix de Eve Lom (23 €).
CUIDADO CON:
Los ingredientes exfoliantes o de efecto peeling como ácidos de frutas o retinoles que dejan el cutis expuesto.
Imágenes: D.R.