Elige bien tu fórmula, aplícala como un profesional y lograrás un moreno de playa sin salir de la ciudad.
Exfolia
Un tono uniforme pasa por eliminar cúmulos de células muertas. La piel queda más fina y el producto se adhiere de forma más homogénea.
Exfoliante de menta, de Malin + Goetz (30 €)
Hidrata
Ayuda también a la fijación del producto y a que se extienda de forma correcta. Aplica una fórmula no grasa y hazlo media hora antes de emplear el autobronceador para que la piel pueda asimilar la hidratación.
Crema antioxidante, de Marianella (30 €).
De arriba abajo
Comienza por los pies, pantorrillas, muslos y caderas. Cuidado con las zonas de las articulaciones, como tobillos rodillas… esta zona es más gruesa y el tinte toma un color más intenso. La regla es no insistir en ellas.
Con la palma
De esta forma evitarás dejar espacio sin cubrir. Lleva este modo de empleo también a la cara. Aunque tendrás que trabajar con los dedos la zona del contorno de los ojos (para evitar el efecto gafas de sol) y también en las orejas.
Cada fórmula en su sitio
Los bronceadores no son intercambiables. El rostro cuenta con características diferentes al resto del cuerpo. Las fórmulas han de ser menos grasas y sus matices también distintos. Existen incluso fórmulas fluidas que se mezclan con la crema hidratante, como el Concentrado de Luminosidad de Clarins (25,75 €).
1. Mousse Flash Bronce, de Lancôme (32 €). 2. Terracotta Sunless, de Guerlain (50,60 €). 3. Divine Legs, de Caudalie (28 €). 4. Loción autobronceadora, de Avéne (c.p.v.). 5. Manopla, de James Read (7 €). 6. Self tan beauty, de Lancaster (24,75). 7. Concentrado de Luminosidad de Clarins (26,50 €).
Imágenes: D.R.