Melena larga, marcado maquillaje y un sublime bronceado. La actriz presenta nueva imagen que, a diferencia de algunas de sus compañeras de profesión, nada tiene que ver con un retoque estético. Su cambio obedece a su último trabajo en el que Swinton interpreta a una despiadada directora de moda en la última producción de Judd Apatow, Trainwreck.
La imagen no ha tardado en dar la vuelta al mundo. Tilda Swinton muestra un nuevo registro que mucho dista de la imagen andrógena a la que estamos acostumbrados. «Me encanta decir que estoy irreconocible. Mucho maquillaje, autobronceador y una peluca es todo lo que ha hecho falta», confesaba la británica al Huffington Post.
A sus 54 años no es la primera vez que la intérprete sufre una transformación por exigencias del guión. Snowpiercer (2013), Only Lovers Left Alive (2013) o El Gran Hotel Budapest (2014) son algunos de los títulos donde Swinton ha lucido un aspecto diametralmente opuesto sin pasar por el quirófano. Un club que cada día incluye más adeptas (Renée Zellweger o Meg Ryan, las más recientes) y que ha hecho del deseo de paliar el paso del tiempo algo obsesivo.
Imágenes: Cordon Press, D.R.
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